El mantenimiento preventivo es la mejor herramienta para asegurarnos del estado y la capacidad de nuestros equipos e instalaciones. Muchas empresas de mantenimiento integral lo creen crucial para evitar imprevistos que puedan afectar al día a día de una compañía, industria o local comercial. Es una práctica fundamental que garantiza la operatividad y funcionalidad en cualquier negocio y la renuncia a él puede tener importantes consecuencias. Por eso conocer que fallos se pueden dar por la falta del mantenimiento preventivo, nos ayudará a entender mejor esta labor.
Con el paso de tiempo cualquier maquinaria o instalación comienzan a dar problemas. El constate uso y el envejecimiento hacen que se vayan deteriorando y no funcionen como el primer día. Para evitar este tipo de situaciones o para alargar su vida útil, apostar por unas labores preventivas ayudará a impedir este hecho, pudiendo desarrollar nuestra actividad con total tranquilidad.
Consecuencias de no realizar un mantenimiento preventivo
La falta de este tipo de tareas hace que el riesgo de errores o averías se multiplique, aspecto que podría tener graves consecuencias. Por ejemplo impediría efectuar nuestra labor con tranquilidad y disminuiría la productividad de los equipos o los trabajadores.
La consecuencia más grave de no realizar un mantenimiento preventivo es sufrir un parón de la actividad. Dependiendo de la importancia de la maquinaria o la instalación puede afectar al rendimiento y al flujo de trabajo. Esto se traduce en el no cumplimiento de nuestros pedidos y en la insatisfacción por parte de los clientes.
La consecuencia de este hecho también deriva en nuestra reputación y en el grado de satisfacción del cliente. El hacer entregas a destiempo o no cumplir con lo establecido, influirá en nuestra marca de empresa. Esto puede hacer que nuestros encargos desciendan y en consecuencia la facturación.
Junto con la mala imagen que mostramos al exterior, la falta de unos trabajos de mantenimiento preventivo también afectará a nuestro organigrama interno. Estas averías imprevistas pueden suponer un riesgo para los trabajadores, causando accidentes que pueden tener importantes consecuencias.
Asimismo reparar una avería imprevista supone un costo mayor. Unas tareas planificadas son mucho más económicas que una reparación de urgencia, por lo que incidirá en nuestro presupuesto. Por último, no revisar la operatividad de la maquinaria y/o las instalaciones acabará acortando su vida útil. Sustituir una pieza, o hacer unas labores de comprobación son más económicas que reemplazarla un equipo por uno nuevo.
En resumen, la falta de unas labores preventivas puede traer fallos importantes que nos impidan desempeñar nuestra actividad. Por eso, las empresas de mantenimientos integrales aconsejan implementar este tipo de tareas junto con las correctivas. Las primeras se encargan de evitar averías, mientras que las segundas se dedican a solventar averías imprevistas que nunca sabemos cuándo se pueden dar.
Para evitar este tipo de escenarios, lo más indicado es confiar en profesionales. Ellos sabrán establecer un plan de actuación individualizado y adaptarse a las necesidades de cada compañía. No es lo mismo una local de restauración que una industria o un comercio de calle.